4.. Al otro lado de la página

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Y si literalmente
se abre una vieja herida
tal que recuerde el terror
inquisidor
en la insania insensata
do está la vida misma:

hundida en el mar rojo
con litros de agua espesa;
pulmones inundados
agotados
por el aire faltante…
que horror si eso así fuera.

Hace tanto que es tiempo
de dejar el filo atrás
y de nuevo comenzar
a organizar
el desorden de casa;
es pensar y actuar, no es más.

Girar otras páginas
de otros libros sagrados
de otras congregaciones;
religiones
de diferentes vidas
con sus rostros signados,

palmos y estigmas juntos
en seglares, y fieles
los fieles al flagelo;
en su duelo
con azotes seguidos
buscan el perdón de antes.

Mirad la obra del gran Dios
que custodia las almas
vagantes en las penas;
ved cadenas
comprimir su libertad,
vedlas apresar, ¡vedlas!.

Vedlas retar el poder
quienes abren espacios
con el filo del arma;
blanca alarma
para los azorados;
ven la vida en harapos:

tristes atormentaos
callan en la vigilia
y su palestra enfrentan,
se alimentan
de la fe y la esperanza
que ofrece su vigía,

un Dios de alto comando,
un ser insuperable,
evita siempre dormir
para sentir
el que punza su mano
y así, su mal evitar.

La vida en esa alcoba
suele ser recurrente,
gira entorno a lo mismo,
al abismo
de la eterna oscuridad
donde la verdad miente.